Partiendo de la base que todo existe en un estado de vibración y que toda forma física, humana, animal, vegetal o mineral se mantiene cohesionada y controlada por campos de energía electromagnética, nace la biorresonancia, la cual permite medir estos campos a nivel de sistemas y/o órganos, y además entregar la frecuencia correspondiente cuando esta se pierde.

Estos campos electromagnéticos cambian continuamente de intensidad y frecuencia, según las alteraciones de conciencia, cambios emocionales, por la ingestión de alimentos, alcohol o drogas cuyo efecto patógeno se traduce en generar un cuerpo con problemas de salud, es decir puede generar desequilibrios energéticos y físicos que inducen procesos biológicos de recuperación o también llamadas enfermedades.

Al ser el campo electromagnético el primero en alterarse, la biorresonancia permite hacer diagnostico preventivo, de una forma no invasiva y rápida.